Friday, September 11, 2015

Sin agua para fracking

Sin agua para fracking
Roberto Ochandio, Septiembre 2015

El periódico digital Vice News nos informa que el gobierno de British Columbia, Canadá, le ha cortado el suministro de agua a una compañía petrolera china que hace fracturación hidráulica en el norte de esa provincia (1).

La Cámara de Apelaciones Ambientales de British Columbia canceló la licencia para obtener agua que se le había asignado a la compañía petrolera china Nexen. Esta licencia le permitía bombear hasta 1,4 millones de metros cúbicos de agua por año desde el rio Tsea y lago Tsea.

En su decisión del 3 de Septiembre, la Cámara falló a favor de Primera Nación, de Fort Nelson, quienes se quejaron que el uso del agua del lago por parte de Nexen violaba los convenios porque fue hecho sin consultar a la comunidad, mientras que el proceso de extracción producía problemas ambientales.

La evidencia presentada ante la Cámara estableció que el uso excesivo de agua puede originar efectos adversos en el hábitat de especies ribereñas y acuáticas, incluyendo algunas especies de las cuales Primera Nación depende para el ejercicio de sus derechos.
La jefa de Primera Nación, Liz Logan, dijo “Nuestros miembros han usado siempre  al Lago Tsea de nuestro territorio para cazar, poner trampas, y vivir de la tierra. La compañía bombeó agua del lago aún durante épocas de sequía, con impactos mayores en el lago, peces, castores, y el medio ambiente.”

Mientras tanto, más cerca de casa, la explotación de petróleo y gas no convencional sigue a marcha forzada, subsidiada por las escasas reservas del Estado argentino. A la  incongruencia económica de esta explotación se le suma la pérdida de derechos humanos elementales como el acceso al agua pura, el derecho a la consulta previa, y el derecho a territorios ancestrales de comunidades originarias. Con una actitud canallesca, el gobierno actual, las compañías petroleras, sus voceros del IAPG, y los medios masivos de comunicación silencian los reclamos de la población, negando la evidencia de la contaminación y el derroche producido en esta avanzada extractivista.

Estos voceros todavía pretenden engañar a la población argumentando que no usan agua potable para sus explotaciones, cuando las mismas compañías operadoras, en sus países de origen, no han hallado maneras de minimizar su consumo o impedir la contaminación.
Pongo en duda la capacidad técnica de los “expertos” argentinos para mejorar procesos importados en su totalidad de los EEUU. Específicamente, pongo en duda que los técnicos argentinos hallan mejorado la fractura hidráulica de manera de evitar el uso de agua potable.

Recordemos que la fractura hidráulica se hace sin controles independientes, sin aviso a la población, tratando de invisibilizar lo más posible estas operaciones. De la misma manera se oculta el destino que se da a los inmensos volúmenes de aguas residuales contaminadas.

Todas las comunidades expuestas a las “bondades” de las compañías mineras canadienses conocen la forma irresponsable con que implementan sus proyectos. De ninguna manera queremos implicar que el gobierno irresponsable de Canadá sea mejor que el gobierno irresponsable de la Argentina. Lo que sí debemos resaltar, una y otra vez, es la existencia de legislación que reconoce los derechos de poblaciones originarias a su territorio y modos de vida tradicionales, hoy afectados por proyectos extractivistas.

Dado que en nuestro país copiamos con gusto los modelos extractivos aplicados en los países centrales, también deberíamos copiar y aprender de ellos el reconocimiento efectivo de derechos humanos aquí ignorados.

(1) This Fracking Company in Canada Can Say Goodbye to Its Water Supply